Crónica 2006 A

Resumen 1ª Fase Alevín 2006 A

Como quien dice, ayer estábamos deseando que comenzara la temporada y hoy prácticamente hemos hemos llegado a su ecuador; parece pues un buen momento para detenerse a analizar, siquiera a vuelapluma, nuestra primera fase de competición.

Diez partidos en los que hemos sufrido más de lo esperado, a pesar de habernos enfrentado a los mejores equipos de la competición, donde el año pasado, una vez más, nos ganamos estar (permítanme jugadores y entrenador que este incondicional que escribe se apropie de la primera persona del plural).

Un comienzo dubitativo, tal vez consecuencia del tardío arranque de los entrenamientos, debido a circunstancias externas, dio paso a una serie de derrotas casi interminable. Salvo en momentos puntuales, no se desplegó buen juego ni tampoco se tiró de coraje, lo que nos hizo caer en una espiral negativa casi hasta tocar los infiernos. Aún así, hubo encuentros en los que pudimos obtener algo más si la suerte hubiera acompañado; más la fortuna difícilmente se presenta si no se la llama.

De nuevo fuimos superados por C. B. Las Rozas; lo mismo ocurrió ante Torrelodones y Fuenlabrada, si bien en casa de aquellos se jugó de tú a tú a los actuales subcampeones, hincando la rodilla sólo tras un desafortunado último sexto. Tan sólo una victoria en la primera vuelta, en Villalba. Casi siempre un denominador común: ausencia de juego en equipo y candidez defensiva.

Tras darnos de bruces contra el fondo, en los dos últimos partidos conseguimos tomar impulso en busca de la superficie antes de ahogarnos, y en ese trayecto nos encontramos ahora. Frente a C. B. Villalba, en casa, vimos a un equipo aguerrido, alegre y con el hambre que le faltaba, pasando por encima de un rival que, si bien en horas bajas, siempre ha sido un conjunto estimable. En el siguiente y último encuentro de la primera fase, frente a Funbal Alcalá, la mejoría general se consolidó, ganando en una cancha muy complicada. Sin llegar a realizar un partido espectacular, la concentración y la intensidad defensiva, junto al acierto en el tiro, fueron fundamentales para lograr la victoria. Un buen broche que dulcifica lo que llegó a ser un pequeño calvario.

Parece que el equipo ha cambiado el rumbo en las últimas semanas, esperemos que definitivamente. Ha sido una primera parte de torneo llena de dudas y ausente de buen juego, con demasiadas jugadas de ‘uno contra el mundo’ estrelladas en el muro de la zona rival. Es el baloncesto un deporte de equipo en el que, cuando las individualidades, de las que tenemos la fortuna de contar con varias y muy buenas, se integran en el colectivo, los resultados siempre llegan. Las individualidades pueden ganar partidos, pero difícilmente campeonatos.

Resumiendo a grosso modo la primera fase, puede decirse que empezamos regular, seguimos mal y terminamos bien, en el mejor momento de la temporada para encarar la segunda. En ella, los cuatro primeros clasificados de los seis que componen el grupo tendrán acceso a los playoffs de octavos de final en la lucha por el campeonato. Serán nuestros rivales: nuevamente Torrelodones, Tres Cantos (cuartos el año pasado) y tres primeros de otros tantos grupos; estos son: San Agustín, Las Rozas ‘B’ y San Miguel Pinar del Rey. Algunos conocidos otros no, pero todos van a exigirnos el máximo en cada partido.

 

Empezamos la segunda parte de la temporada esperanzados en mejorar lo realizado en los tres años anteriores, que fue mucho. No es descabellado pensar en ser uno de los cuatro protagonistas de la Fiesta del Mini en Junio. Las semifinales son posibles, que no fáciles, y a esa ronda debemos aspirar.

Nuestra escuadra está compuesta por jugadores notables y algunos sobresalientes, y es sin duda una de las más equilibradas de las casi cien participantes. ¿Por qué no pensar en que será este año cuando demos el salto definitivo que nos permita superar los cuartos de final? Sin ambición no hay conquista.

Pero tampoco nos engañemos. Para que las esperanzas no se queden en un brindis al sol habrá que mejorar unos pocos pero vitales aspectos que influyen directa o indirectamente en el juego:

    • Defender con la máxima intensidad en cada partido, manteniendo la concentración los 48 minutos para evitar lagunas que suponen demasiados puntos en contra Desgraciadamente, la permisividad arbitral predominante, y parece que aceptada por casi todos, que hace transparentes faltas y violaciones, favorece a aquellos que defienden al límite del reglamento e incluso lo superan. Jamás compartiremos la máxima de ganar a cualquier precio, porque la formación deportiva de nuestros chicos tiene que ir ligada a la personal. Pero ser sólidos, tenaces y bravos en la defensa de nuestro aro no es incompatible con la deportividad.
    • Reducir las pérdidas de balón: muchas de ellas producto de la precipitación, tanto en los saques de fondo y banda como en la subida a campo contrario.
    • Mejorar la faceta reboteadora en ambos tableros, sin conceder tantas segundas oportunidades al rival; es responsabilidad de todos cerrar el rebote, no sólo de los hombres altos. Se trata de un problema de actitud más que de centímetros.
    • Equipo y más equipo: sobre todo en el juego de ataque; quizás sea la cuestión de mayor prioridad a resolver para obtener mejores resultados. Es un hecho que no pasa desapercibido para quienes apoyan cada sábado desde la grada ni para todo aquel que sigue nuestra competición, tal y como se refleja en los comentarios de personas vinculadas con nuestros rivales ya sea en conversaciones directas o en algún que otro foro. Una escasa circulación de balón nos hace previsibles y fáciles de defender, y para evitarlo es imprescindible que todos los jugadores participen en el colectivo. En cualquier equipo, independientemente del deporte de que se trate, ya sea profesional o aficionado, siempre hay jugadores que por sus características y superior nivel individual tengan mas peso y mayor capacidad para decidir que sus compañeros; pero eso no tiene que significar que unos asuman toda la responsabilidad mientras otros se acomodan en un rol excesivamente secundario, descargando en aquellos mayor protagonismo y esfuerzo que pasa factura física y mental. Solidaridad implica para unos compartir más el balón, y para otros atreverse a dar un paso al frente y asumir más deberes liberando a sus compañeros del exceso de trabajo. Para que esto último sea posible resulta imprescindible una buena cuota del último punto que cierra la lista.
    • Confianza: en uno mismo y en sus compañeros. Después de tanto tiempo juntos sabemos que, salvo excepciones, a nuestros chicos no les sobra carácter ni seguridad dentro de la pista, sucumbiendo a menudo frente a oponentes y emparejamientos que les superan en determinación y firmeza, que no en calidad técnica. Esto, amparado en la aquiescencia arbitral ya mencionada, sin duda supone una rémora. Pero la confianza no se adquiere de la noche a la mañana; debe estar respaldada por certezas y no en ilusiones vanas, a través del trabajo técnico y psicológico diario. Las dos últimas victorias son un gran ejemplo de cómo desde el banquillo se transmitió a los quintetos en pista las dosis de confianza, seguridad y empuje necesarias para conducir el barco a buen puerto. A este respecto, cabe destacar también el acierto del entrenador al mantener recientemente conversaciones individualizadas con cada miembro del plantel, lo que sin duda redundará en beneficios.

En cualquier caso, más allá de cuestiones técnicas y tácticas, sobre las que cada uno tendrá su particular visión, todos los que nos sentimos parte del equipo (padres, madres, familiares, amigos…) remamos en la misma dirección para ayudar en la medida de nuestras posibilidades. Y lo mejor es que tenemos la suerte de que nuestros chicos integran un magnífico grupo humano que se divierte en torno a este maravilloso deporte que es el baloncesto; por encima del jugador está la persona, y todos ellos son grandes chavales, quienes junto a su coach , al que aprecian y respetan, disfrutan cada día del duro trabajo que ojalá les lleve a los éxitos que se merecen.

Quisiera terminar poniendo de manifiesto que lo que aparece reflejado en este artículo corresponde a una visión propia de quien lo escribe, con la única finalidad de informar de forma objetiva (si es que la objetividad existe) sobre el devenir de la primera fase y apuntar algún que otro factor susceptible de mejora. Ruego al lector tome de forma constructiva cualquier crítica que pueda aparecer, ya que en mi ánimo nunca estuvo ni estará el incomodar a nadie. Nunca es fácil elaborar una crónica cuando se hace desde dentro, con el deseo de apoyar a la gran familia que desde hace años formamos y a la que se han ido incorporando nuevos y encantadores miembros.

‘Nada es tan difícil que no se pueda conseguir con fortaleza’ . — Cayo Julio César —

 

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