Crónica Infantil Pref «A» vs Tuenti Móvil Estudiantes «A»

Comenzamos la tercera temporada de una de las series corales de mayor renombre de la factoría Alcorcón Basket: Generación 2.001.

Esta temporada, el Club nos obsequiaba –gracias por confiar en nuestros chicos- con la posibilidad de salir directamente en A1. Ello implicaba jugar desde el principio de la temporada al máximo nivel y en una situación desconocida hasta la fecha, por lo que constituía todo un reto comprobar cómo respondían nuestros chavales ante el desafío. La recompensa, por otro lado, era muy jugosa, principalmente si hacían la hombrada de quedar entre los tres primeros del grupo, ya que garantizaba el acceso a play-offs en una posición ventajosa y, sobre todo, disputar la segunda fase no solo contra los cinco conjuntos mas potentes de la Comunidad, sino en alguno de los casos, de los mas potentes de España.

Y la asignación de equipos en nuestro grupo nos ofrecía una pequeña posibilidad; si bien teníamos la mala suerte de compartir travesía con dos de los más que presumibles medallistas (Estudiantes y Alcobendas, no necesariamente por este orden), la tercera plaza no era imposible, a competir con Distrito Olímpico.

Quiso el calendario que precisamente el primer partido fuese contra este último equipo y a domicilio. Victoria y por un margen de 21 puntos.

A partir de ese momento, el objetivo clasificatorio era claro: mantener el tercer puesto evitando que Distrito recupere la diferencia obtenida, derrotando a los teóricos equipos inferiores y compitiendo y aprendiendo con los equipos claramente superiores.

La primera victoria que había que asegurar tocaba la semana pasada ante San Agustín. No se falló y se cerró el marcador (83-32). Ahora era turno de comprobar si sabíamos competir contra Estudiantes, un equipo con una superioridad física sideral y que integra incluso a campeones de España de la categoría. Además, por si era exiguo el desafío, rindiendo visita a su feudo, el mítico pabellón Magariños.

En este tipo de partidos los jugadores tienen que superar ese miedo atenazante que te impide tanto jugar el balón  -la impresión de que te quema en las manos-, como elegir las mejores opciones –la prioridad es tirar cuanto antes y como sea para evitar un bloqueo o una perdida-. Siempre llega el momento en que te das cuenta que el contrario, siendo superior, no deja por ello de tener solo dos brazos y dos piernas como tú, y te acuerdas que antes del partido sabías jugar al baloncesto y habías entrenado con tus compañeros como hacerlo, y entonces es cuando empiezas realmente a competir. El problema reside en cuanto tiempo tardas en llegar a esa conclusión.

En nuestro caso, el peaje que hubo que pagar no fue alto: solo 10 puntos. A partir de ahí, nuestros chicos empezaron a mover con criterio en ataque –con rapidez pero sin precipitación-, manteniendo en todo momento la intensidad defensiva inicial, lo que obligó a Estudiantes a trabajarse todas sus canastas y sin conceder puntos regalados por pérdidas o desajustes defensivos. Por ello, aunque la diferencia no dejó de aumentar (22-10 al fin del primer cuarto y 52-27 al descanso), las sensaciones a la mitad del encuentro eran realmente positivas.

Pero lo mejor estaba por llegar, porque esa combinación de atrevimiento, aplicación defensiva y lucidez en el ataque se vio acompañada de acierto, y así, pudimos disfrutar de toda una variedad de robos, entradas, cortes, tiros a media y larga distancia, etc.. que culminaban en canastas. De hecho, el 3º cuarto se ganó (15-16) y, en el global de la segunda mitad, solo se perdió de 5 puntos, para acabar con un resultado final de 81-51 ante uno de los mejores equipos de España en la categoría.

Solo queda dar la enhorabuena a los chavales, porque demostraron haberse quitado complejos y saber, esta vez sí, como afrontar del modo óptimo un partido perdido de antemano. Jugando así y con esa actitud solo podemos cerrar con éxito la primera fase y disfrutar como enanos –nunca mejor dicho- en la segunda.