Crónica Preinfantil

PREINFANTIL

MANTENIENDO LA INTENSIDAD

El próximo fin de semana se celebra una nueva edición de la Feria Infantil del Ocio Educativo Dabadum. Hace un año por estas fechas, nos encaminábamos al recinto del IFEMA para jugar un torneo organizado dentro de las actividades de esa Feria y uno de los equipos con los que tuvimos que enfrentarnos era Alcobendas, el mismo conjunto que, unos meses después, se convertiría en el campeón de Madrid. Aunque las pistas no eran de las mas apropiadas para la práctica del baloncesto, tanto el resultado como las sensaciones vividas tras el partido demostraban que, fueran cuales fuesen las circunstancias, existía un mundo entre aquel equipo y el nuestro. Constituyó, quizás, la primera muestra de que si queríamos subir ese escalón que nos separaba del grupo de equipos de élite, quedaba mucho por hacer.

365 días después, Alcobendas continúa en el grupo cabecero y nosotros seguimos permaneciendo en el pelotón, pero las sensaciones ya son muy diferentes.

Contra Liceo Francés, se repitió parte del guión del partido anterior (superioridad en centímetros -aunque esta vez no tan palmaria-, y arbitraje protector), pero no en su totalidad. Una cierta imprecisión ofensiva se contrarrestaba con una buena intensidad defensiva, que anuló completamente al jugador contrario mas incisivo y que, en general, convertía los ataques de Liceo en entregas por ejemplares de la mítica obra de Homero “La Odisea” (porque en eso se convertían –en pequeñas odiseas- los intentos de contrario de cruzar la línea divisoria de ambos campos).

No obstante, hacía falta un punto más de concentración y eso se consiguió tras el descanso y la preceptiva charla técnica. Se aumentó el ímpetu defensivo (con momentos que mas parecía un partido de voleibol con blocajes a ambas manos) y se amplió el recital ofensivo (no solo pases y cortes), sino tiros a larga distancia o solidarias asistencias. El resultado –un nuevo cierre de marcador- es lo de menos. Lo importante es constatar que todos los chicos siguen manteniendo la intensidad en sus acciones, que se enfadan al fallar una canasta, que, aunque les falte literalmente el aire, no dan un balón por perdido en ninguna de las dos zonas.

365 días después ya miramos hacia arriba con confianza en nuestras posibilidades, como cierto equipo en el que, en esa reunión previa de los jugadores antes de comenzar el partido, se podía oir: “Vamos a perder….pero no será hoy”.