Crónica 1/4 Final Alevín 2006
Tan cerca, tan lejos: cuatro palabras que pueden resumir nuestro paso por los cuartos de final del campeonato como preámbulo de las ansiadas semifinales que se nos escaparon.
Tan cerca, porque el trabajo de los jugadores a lo largo de la temporada lo merecía, porque confiábamos en que la fortuna tuviera motivos para sonreírnos, porque nos veíamos capacitados para eliminar a C. B. Las Rozas, nuestro rival.
Tan lejos, porque los 30 puntos en contra al finalizar la ida hacían de la fiesta del mini- basket una quimera, porque nos superaron en muchos aspectos del juego, porque aún estamos un peldaño por debajo de su cénit, el más elevado de la competición a nivel colectivo.
Cerca, porque de los doce sextos de que se compuso la eliminatoria, diez de ellos fueron de una igualdad cerrada. Lejos, porque en los dos restantes sucumbimos sin paliativos.
El primer partido jugado en el Polideportivo Los Cantos el sábado por la tarde se saldó con un contundente 25 – 55 a favor de los visitantes. En el segundo sexto se cavó la fosa con un parcial de 2 – 16, y en el último se cerró la sepultura con otro de 4 – 18. Sólo en esos dos sextos, 28 de los 30 puntos en contra totales. Pero perder la cara al partido siquiera unos pocos minutos ante un adversario tan poderoso y competitivo, supuso dar el adiós casi definitivo a nuestras esperanzas.
No obstante, los primeros en recuperarse del fuerte varapalo encajado fueron los propios jugadores, que nunca renunciaron a una remontada que se antojaba heroica para el encuentro de vuelta, disputado a la mañana siguiente en Las Rozas. Sólo ellos habrían apostado por un 19 – 33 a nuestro favor a falta de dos minutos para llegar al descanso. 14 puntos arriba, casi la mitad de la diferencia a enjugar. Llegados a este punto, también el entrenador local empezó a dar credibilidad a las intenciones de nuestros chicos y puso en juego sus mejores bazas, que son muchas. Al final, derrota 54 – 52, un injusto castigo al despliegue de coraje y buen juego realizado por Alcorcón Basket. A punto estuvimos de conseguirlo por primera vez, pero vencer a C. B. Las Rozas es casi tarea de titanes. Es este un conjunto fantástico en el que destaca su armonía colectiva por encima de sus innegables cualidades individuales. Sólo queda felicitarles y desearles la mejor de las suertes en el tramo final de la competición.
Una vez eliminados, resulta difícil no echar la vista atrás para retrotraernos a aquel fatídico choque en la pista de Tres Cantos, en el que se dirimió la primera plaza de nuestro grupo en la segunda fase y, por ende, el camino en los playoffs. Después de un muy desafortunado arbitraje y un flojo partido por nuestra parte, sólo 3 puntos nos separaron de unos emparejamientos teóricamente más asequibles en pos de la final. Pero el pasado es inamovible y se impone mirar ya hacia adelante.
A punto de echarse el cierre a esta temporada, es hora de hacer un mínimo balance. Centenares de horas de entrenamiento, miles de horas con el baloncesto y sus
compañeros, mejor amigos, en mente, horas de sueños y realidades, de superación, de éxitos y de alguna decepción. Así han pasado nuestros chicos estos meses que nos han traído hasta aquí a la velocidad del rayo, apenas sin enterarnos. Pero no sólo ellos, también sus entrenadores, sus padres, madres y demás allegados que tarde a tarde y sábado a sábado han estado comprometidos con ellos y con el equipo. Sin duda, en el cómputo global del año prevalecen los aspectos positivos sobre los negativos.
Pero en el deporte, como en la vida, la autocrítica es una virtud imprescindible para seguir creciendo. Por eso, más allá de conformarnos con todo lo bueno que se ha conseguido, que ha sido mucho, debemos preguntarnos qué podemos hacer para continuar evolucionando. Y cuando escribo debemos, me refiero a jugadores, entrenadores, padres y madres y también al club, cada uno en su propio ámbito. ¿Cómo puedo rendir más, hacer un equipo mejor, ayudar más a mi hijo, hacer un club más sólido? Y es que para encontrar la respuesta adecuada primero es necesario hacerse la pregunta. Desde la ilusión apoyada en el trabajo bien hecho es posible alcanzar cualquier meta, disfrutando de cada metro del recorrido. El objetivo no se alcanza ni gratis ni a cualquier precio: se obtiene con esfuerzo, ambición y carácter desde el pistoletazo de salida. Cada día es una oportunidad esperando a ser aprovechada, y el futuro ya ha comenzado.
Antes de concluir, quisiéramos transmitir nuestro apoyo y reconocimiento a nuestros benjamines de 2008, quienes se han visto envueltos en un duro e injusto trance del que saldrán aún más fuertes. Han demostrado ser muy grandes dentro de la pista, y lo que es más difícil, también fuera de ella.
Hoy se pone la rúbrica a un cuadro colorido pintado sobre un lienzo que en septiembre fue blanco. Antes de que nos demos cuenta, empezaremos a ver los primeros trazos del siguiente. Feliz verano a tod@s.