DERBI ALEVÍN LOCAL «A» VS «B»
El sábado se enfrentaron los dos alevines, el A y el B, de la liga local.
Hasta el descanso el equipo A demostró lo que vale y lo que sabe. Los pequeños aguantaron el tirón con menos moral cada vez. El tercer cuarto fue más de lo mismo. Pero, el último cuarto, fue diferente. Pablo, el entrenador de los B, transmitió a sus chicos que hay que jugar con garra, ganas y coraje. Estos lo entendieron y metieron en un cuarto 12 puntos. De acuerdo, no son muchos, y no sirvieron para nada en el marcador ya cerrado, pero para los chavales fue una inyección de poder hacerlo, de creérselo y de plantarle cara a los grandes, con lo que al final se fueron con muy buen sabor de boca, unos por ganar y otros por demostrarse a sí mismos que si se ponen pueden conseguirlo.
Fue un partido extraño, aburrido al principio y que mejoró cerca del final. Hubo grandes jugadas propias de «jugones» que el público agradeció como se merecían. Tuvimos un lesionado que se perdió parte del partido por un golpe en un dedo y, un detalle precioso, cuándo el otro niño se acercó a ver cómo estaba el del dedo. Muy buen rollo en la cancha ya que como se conocen todos hubo incluso risas.
En fin, los jugadores de uno y otro equipo acabaron contentos y la afición más.
Hasta el descanso el equipo A demostró lo que vale y lo que sabe. Los pequeños aguantaron el tirón con menos moral cada vez. El tercer cuarto fue más de lo mismo. Pero, el último cuarto, fue diferente. Pablo, el entrenador de los B, transmitió a sus chicos que hay que jugar con garra, ganas y coraje. Estos lo entendieron y metieron en un cuarto 12 puntos. De acuerdo, no son muchos, y no sirvieron para nada en el marcador ya cerrado, pero para los chavales fue una inyección de poder hacerlo, de creérselo y de plantarle cara a los grandes, con lo que al final se fueron con muy buen sabor de boca, unos por ganar y otros por demostrarse a sí mismos que si se ponen pueden conseguirlo.
Fue un partido extraño, aburrido al principio y que mejoró cerca del final. Hubo grandes jugadas propias de «jugones» que el público agradeció como se merecían. Tuvimos un lesionado que se perdió parte del partido por un golpe en un dedo y, un detalle precioso, cuándo el otro niño se acercó a ver cómo estaba el del dedo. Muy buen rollo en la cancha ya que como se conocen todos hubo incluso risas.
En fin, los jugadores de uno y otro equipo acabaron contentos y la afición más.