Crónica Alevín 2002 «B»

Mañana de sábado muy fría para el último partido de la primera vuelta. Jugábamos en casa contra el Villa de Valdemoro, teniendo recientes las buenas sensaciones del anterior encuentro, contra Liceo Francés, y que habíamos ganado sin grandes sobresaltos. Esperábamos poder seguir con el buen juego y la intensidad defensiva demostrada en ese partido.

 

Uno siempre intenta hacerse una idea de como puede jugar el equipo contrario, cuando ve a los niños, su altura, su corpulencia, como se mueven durante el calentamiento….y la primera impresión fue, cuanto menos preocupante: buenos movimientos, buena coordinación y sobre todo un jugador que sobresalía del resto, con su aproximadamente 1,80 de altura.

 

Nuestros temores no se hicieron esperar. Primer sexto del encuentro y la táctica del equipo contrario, que consiste en tirar todo lo que puedan, para que su jugador franquicia pueda coger el posible rebote y meterlo sin prácticamente oposición por parte de nuestros jugadores, después de uno, dos o más intentos, empieza a dar sus frutos. Rápidamente se van en el marcador, lo que obliga a nuestro entrenador a pedir un tiempo muerto para intentar parar la sangría. A pesar de las instrucciones dadas por nuestro técnico, nuestros jugadores tienen grandes dificultades tanto en ataque como en defensa. No solo es difícil parar al equipo contrario en ataque, sino que prácticamente cualquier entrada de los nuestros se topa con una torre infranqueable, lo que provoca la necesidad de buscar tiros lejanos que no encontraban el aro. El resultado al final del primer sexto lo decía todo 4-19 a favor de los de Valdemoro.

 

Como en otros partidos, tocaba remar a contracorriente. Nuestros jugadores ya han dado muestras de que no se amilanan ante ningún enemigo ni marcador, y así lo volvieron a demostrar. Con su jugador franquicia en el banquillo, los nuestros salieron dispuestos a recortar las diferencias con una gran intensidad defensiva, anticipaciones a los pases del contrario y rápidos contraataques. Solo los continuos fallos en las entradas impidieron que nos fuéramos con un resultado más ajustado al final del q2. Aun así habíamos recortado 6 puntos (17-26). Empezaba el q3 y el equipo contrario volvía a poner en cancha a su jugador más determinante. Sin embargo, la lección estaba aprendida. Se trataba de evitar por todos modos que el balón llegara a sus manos, bien por pases de sus compañeros o bien por rebotes. Los nuestros cortaban todas las líneas de pases, las manos parecían molinos que impedían cualquier balón llegar a su destino y la presión sobre los jugadores hacían muy difíciles los tiros y por lo tanto no dábamos oportunidades de rebotes. Aun así, nuestros fallos en los contrataques, provocaban que solo pudieramos recortar la diferencia en un punto, y nos íbamos al descanso con un resultado de 28-36.

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Tocaba seguir remando. Nuestros jugadores se seguían aplicando en defensa, lo que provocaba continuas pérdidas de balón por parte del Valdemoro y rápidos contraataques de los nuestros. Al final del q4 un resultado de 38-38 nos dejaba con la sensación de haber realizado un gran trabajo pero con un regusto amargo por los muchos contraataques fáciles fallados, que podían habernos permitido irnos con alguna ventaja al final de este sexto. Los dos últimos periodos ofrecieron la misma tónica. Grandes dificultades de ambos equipos para anotar, debido, tanto a las intensas defensas, como a los continuos fallos en contraataques relativamente fáciles. Al final del q5 un marcador de 42-45 dejaba las espadas en todo lo alto para el último y definitivo sexto.

 

Un triple lejano nuestro nos hacía empatar de nuevo, pero solo fue un espejismo. De repente se nos hizo de noche y no fuimos capaz de anotar más que otra canasta al final del periodo. El nerviosismo, la precipitación, los fallos en canastas relativamente fáciles y la buena defensa del equipo contrario hicieron el resto, y nuestra segunda derrota subió a nuestro casillero. El resultado final de 52-47 nos dejó con la sensación de que podíamos haber hecho mucho más y que si bien el equipo contrario fue justo vencedor de la contienda, nuestros chicos habrían sido capaces de salir victoriosos del enfrentamiento, a poco que hubiésemos tenido un poco más de acierto en los numerosos contraataques fallados.

 

No obstante, el trabajo realizado entre semana se va notando. Cada vez se defiende mejor, con más intensidad y anticipación y el juego de ataque es más elaborado. El sábado que viene comienza la segunda vuelta y nos visita el líder del grupo, el Covibar A, que ha dado muestras de su potencial en cada partido. No en vano es líder invicto. Estamos seguros de que nuestros chicos saldrán a la cancha a darlo todo y que no vamos a entregar la cuchara sin pelear hasta el final.

 

¡Juntos podemos!.

 

Firmado: el becario.